Historias curiosas by Claudio Eliano

Historias curiosas by Claudio Eliano

autor:Claudio Eliano [Eliano, Claudio]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 0235-01-01T00:00:00+00:00


y

se convierta en juguete de las perras[36].

28. En Atenas se da el nombre de Leocorio al recinto sagrado de las hijas de Leos, Praxítea, Téope y Eubula. La leyenda cuenta que éstas murieron por la ciudad de Atenas, pues Leos las ofreció para dar cumplimiento a un oráculo de Delfos. Este oráculo anunciaba que de ninguna otra manera podría salvarse la ciudad a no ser que se las sacrificara[37].

29. Cuando Platón, el hijo de Aristón, vio que los agrigentinos no sólo edificaban sus casas con suntuosidad sino que incluso organizaban sus banquetes de la misma manera, sentenció que aquellos habitantes construían sus casas como si fueran a vivir para siempre, pero que organizaban sus banquetes como si fueran a morir al día siguiente[38]. Timeo afirma que utilizaban ampollas para el aceite y cepillos de plata y que tenían lechos enteros de marfil.

30. Los tarentinos tenían por costumbre beber desde primera hora de la mañana y estar ya borrachos cuando la plaza se llenaba. Los cireneos quedaron varados en tanta corrupción que decidieron llamar a Platón para que se convirtiera en su legislador. Y dicen que éste rechazó la invitación a causa de la innata indolencia de aquellos. Éupolis, en su Marikás[39], reconoce que el más pobre de ellos tenía anillos de diez minas. Es justo, incluso, que sintamos admiración por los artesanos que grabaron aquellos anillos.

31. Prosigamos. Os enumeraré aquellos vinos griegos que gozaron del favor de los antiguos. A cierto vino lo llamaban Pramnio[40] y estaba consagrado a Deméter; al vino de Quíos le daban el nombre de la isla; y también al de Tasos y al lesbio. Además de éstos, había uno llamado dulce, cuyo sabor responde al nombre, y había otro llamado Creta. En Siracusa estaba el Polio: recibía su nombre de cierto rey indígena. Bebían también vino de Cos, y así lo llamaban; y rodio, al que daban su nombre por la misma razón. ¿Qué más? ¿Lo que sigue no es, acaso, prueba del lujo griego? Mezclaban el vino con perfumes y así lo bebían, apreciando extraordinariamente esta mezcla. Llamaban a este vino mirines[41]. Filípides, el poeta cómico, es quien lo cita.

32. Pitágoras de Samos vestía un hábito blanco y llevaba una corona de oro y pantalones largos al estilo oriental. Empédocles de Acragante usaba vestidos de púrpura y zapatos de bronce[42]. Circula la historia de que Hipias y Gorgias se presentaban en público con ropas púrpuras.

33. Cíneas, el médico de Pirro —así es la historia— escribió al Senado de Roma en secreto. Pedía dinero y prometía matar a Pirro con veneno. Pero a los senadores no les interesó la propuesta. Los romanos saben ennoblecerse con su valor pero no saben vencer a sus enemigos por medio de artimañas, crímenes y maquinaciones. Y así, informaron al propio Pirro de los planes de Cíneas[43].

34. Se nos ha conservado memoria de muchos amores de otros tiempos y entre ellos destacan los siguientes ejemplos: el amor de Pausanias por su propia esposa y el de Apeles por aquella concubina de Alejandro que se llamaba Pancaste y era originaria de Larisa.



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